Parece demasiado obvio, quizá mucho más desde el comienzo de la pandemia, que la higiene es un factor fundamental en nuestra salud. Todo tipo de higiene. Hablamos en primer lugar del cuidado personal; pero, por supuesto, también de los niveles de limpieza en espacios públicos, lugares de trabajo y en nuestra propia casa.
¡Tan sencillo y tan complicado a la vez! ¿Verdad? De hecho, pensad despacio e intentad responder la siguiente pregunta: ¿Cuándo fue la última vez que hicisteis una limpieza a fondo en vuestra habitación? (polvo de las estanterías, ropa del armario, material de los cajones).
Vivimos tan en el día a día, tan acelerados en nuestra rutina que, a veces, incluso, nos olvidamos de lavarnos las manos antes de comer. ¿A vosotros también os pasa? ¡Pues atentos a este primer dato! Según diversos estudios realizados por UNICEF, este gesto tan simple y sencillo puede reducir casi en un 23% la transmisión de enfermedades respiratorias. Un ejemplo llamativo es la neumonía, que puede llegar a ser mortal en menores de cinco años.
Siguiendo en la línea de la alimentación, y haciendo alusión también a nuestras prisas para comer, podemos resaltar la higiene de los alimentos, sobre todo de las frutas y verduras. Si lavásemos estos productos con agua potable y desinfectantes específicos, se podrían evitar enfermedades como el Síndrome Urémico Hemolítico (SUH), entre otros.
Higiene y cuidado personal y del entorno
El ser humano está en contacto diariamente con millones de gérmenes y virus que se encuentran en el medio ambiente. Y en muchas ocasiones, permanecen en nuestro cuerpo, llegando, a veces, a producir alguna enfermedad como la sarna, la gripe, o el actual virus de la COVID-19.
Tener un buen hábito de higiene nos ayuda a mantenernos sanos, alejados de estos factores externos dañinos. No solo se trata de una ducha diaria, de cepillarnos los dientes 3 veces al día, o de barrer el suelo de casa constantemente. El cuidado hay que ponerlo en estos pequeños gestos, desde el lavado de los alimentos hasta la desinfección de manos después de estornudar.
De hecho, vamos a hacer hincapié en este punto. Si la higiene y el cuidado personal es importante para prevenir enfermedades, mucho más crucial es cuando estamos enfermos. Por nosotros y por la gente con la que convivimos.
En estos casos, siempre hay que cubrirse la boca y la nariz al estornudar -ya sea gripe o alergia-, limpiar las superficies compartidas con un desinfectante o una toallita antibacteriana y evitar compartir material – desde los cubiertos de cocina hasta el mando de la televisión-. En todo este proceso de cuidado e higiene, obviamente tirar los pañuelos usados inmediatamente, ya que se trata de una mala costumbre más normalizada de lo que imaginamos.
Es cierto que todo lleva su tiempo, su proceso de adaptación, hasta que la repetición y la práctica pasa a la rutina. La higiene no deja de ser un conjunto de conocimientos y técnicas que se aprenden desde pequeño, a nivel personal y de mantenimiento y limpieza. Desde INMOA te recomendamos que crees tus mecanismos de actuación, vayas acompañado siempre de gel hidroalcohólico y ¡disfrutes de la vida y de un entorno saludable!