Preguntas frecuentes oncothermia

Estas son las respuestas a algunas de las preguntas más frecuentes. 

La oncothermia es una terapia oncológica eficaz, y no como terapia oncológica alternativa, sino COMPLEMENTARIA.

En ningún caso sustituye la indicación de un tratamiento de quimio y/o radioterapia, sino que es un tratamiento complementario, que tiene por objeto aumentar la eficacia de estos tratamientos, sin aumentar además los efectos secundarios derivados de los mismos.

El tratamiento oncológico debe ser un tratamiento integral donde se combinen todas las posibles terapias eficacias contra el cáncer, siempre y cuando no resulten en efectos secundarios inaceptables para el paciente.

Sólo en casos donde el paciente con cáncer, no es candidato a realizar otros tratamientos oncológicos demostrados, la oncothermia debe utilizarse como tratamiento único.

Existen estudios clínicos de peso, que demuestran la eficacia de la oncothermia como tratamiento complementario a la quimio y radioterapia en aumentar el control tumoral y la supervivencia de los pacientes con cáncer.

Una cuestión importante a la hora de realizar un tratamiento con cualquier tipo de terapia oncológica, es que este sea prescrito por un oncólogo especialista, lo que asegurará un tratamiento adecuado a las características del enfermo con cáncer cuya patología es totalmente diferente al resto de enfermedades no malignas. 

La oncothermia es un tratamiento extremadamente seguro. Se han publicado más de 10.000 casos tratados con oncothermia sin toxicidades relevantes derivadas del tratamiento.

La oncothermia, pese a aumentar la destrucción celular de las células malignas, es selectiva frente a éstas a diferencia de la radio y quimioterapia, por lo que no aumenta los efectos secundarios de los otros tratamientos oncológicos (quimio y radioterapia) cuando se administra de forma combinada con estos.

No, la oncothermia no limita las opciones de tratamiento de los enfermos de cáncer, sino todo lo contrario, ya que al ser un tratamiento selectivo sobre las células malignas y sin efectos secundarios significativos puede combinarse con cualquier otro tratamiento oncológico sin ningún tipo de contraindicación ni riesgo.
No, existen diversos protocolos que se ajustan no solo al tipo de enfermedad oncológica del paciente, sino también a la edad y características individuales del mismo.
La terapia se ha demostrado como eficaz como tratamiento oncológico único, pero debe tenerse en cuenta que lo ideal, cuando es posible, es combinarla con otros tratamientos oncológicos eficaces para sumar esfuerzos que aumenten la eficacia global del tratamiento.
Sí, la oncothermia puede destruir células malignas también a distancia. Es lo que se conoce como efecto “abscopal”. Esto es así, gracias a que la oncothermia, a diferencia de la hipertermia “convencional” destruye las células malignas por un mecanismo de “apoptosis”, lo cual activa el sistema inmunitario para ser capaz de reconocer esas células malignas que se habían escapado a su control, detectarlas como ajenas al organismo y destruirlas.
En el caso de que el especialista oncólogo valore que tiene indicación de un tratamiento de oncothermia, habitualmente este debe comenzarse lo antes posible. Algunos pacientes creen que el momento de empezar el tratamiento de oncothermia es cuando han fallado la quimio y/o radioterapia o si estas curan del todo el tumor, pero este es un pensamiento erróneo. A la hora de enfrentarse a un cáncer, debe luchar con todas las armas posibles,ya que nunca sabemos si serán suficientes, y el mejor pronóstico se consigue cuando la enfermedad se erradica en una primera aproximación, y no cuando cuando se van probando tratamientos sucesivos que no consiguen una curación. Por ello, la oncothermia desde el primer momento que sea posible, ya que además hay que tener en cuenta que potenciará el tratamiento de quimio y/o radioterapia haciéndolos más eficaces. En aquellos casos donde no es posible realizar un tratamiento de quimio ni radioterapia, la oncothermia debe realizarse igualmente lo antes posible para evitar que la enfermedad continúe avanzando.

La oncothermia es un tipo de hipertermia, pero con grandes diferencias con la conocida con la palabra ”hipertermia” simplemente, ó hipertermia convencional.

 

Las principales diferencian radican en:

 

  • La oncothermia es selectiva sobre las células malignas: Actúa sólo sobre las células malignas, a diferencia de la hipertermia convencional que destruye indiscriminadamente células malignas y benignas, lo cual conlleva más efectos secundarios.
  • La oncothermia destruye las células malignas por apoptosis, y no por necrosis como la hipertermia ”convencional”, lo cual significa una muerte fisiológica, que no genera inflamación (negativa para el cáncer) a diferencia de la necrosis, y que además activa el sistema inmunitario para detectar esas mismas células malignas en otros puntos del organismo y destruirlas (efecto abscopal).
  • La oncothermia no administra calor desde “fuera” a altas temperaturas como hace la hipertermia “convencional” con el riesgo de efectos secundarios (quemaduras, dolor…) que esto tiene, sino que genera calor en el interior del tumor a través de ondas electromagnéticas.
  • Esto tiene otra gran ventaja, que es que la oncothermia produce un mayor aporte sanguíneo al interior el tumor y con ello una mayor oxigenación lo que hace al tumor más sensible a los tratamientos oncológicos, pero sin producir una vasodilatación en la periferia del tumor (como hace la hipertermia “convencional”), lo cual se ha postulado en diferentes estudios como ”peligroso” por el riesgo de que esa vasodilatación periférica aumente la posibilidad del tumor de enviar a través de ese mayor flujo sanguíneo metástasis por el torrente sanguíneo además como facilitar un mayor aporte de nutrientes al tumor que le faciliten el crecimiento. 
  • Esta vasodilatación ”generalizada” que produce la hipertermia “convencional” a diferencia de la oncothermia que sólo aumenta el calor y el oxígeno en el interior del tumor, se postula como la causa de que los estudios sobre hipertermia en el tratamiento del cáncer hayan encontrado mejora en la respuesta del tumor (disminución del tamaño tumoral) pero en cambio, hayan aumentado una menor supervivencia en los pacientes tratados con hipertermia “convencional” frente  a los que no reciben este tratamiento,  por un aumento de las metástasis a distancias en los primeros.
  • La oncothermia es por tanto capaz, de evitar esos “problemas” de la hipertermia “convencional” al no producir vasodilatación periférica que aumente el riesgo de metástasis a distancia.

La oncothermia actúa “independientemente” de la profundidad a la que se encuentre el tumor.

  • En el caso de la hipertermia “convencional”, la mayoría de dispositivos sólo actúa a una profundidad determinada, ya que al administrar calor desde fuera, este tiene que atravesar los tejidos sanos hasta que el calor suficiente alcance las células malignas con la suficiente temperatura como para destruirlas y sin provocar además una necrosis masiva en los tejidos sanos. Esto hace que la hipertermia “convencional” sólo pueda utilizarse  en algunos tipos de cáncer y esté contraindicado en otros como el de cerebro, por el riesgo de efectos secundarios.
  • La oncothermia, al no administrar calor desde fuera, sino tratase de ondas electromagnéticas que atraviesan al paciente, detectando las células malignas por sus características diferenciales en cuanto a cargas iónicas y mayores cantidades de nutrientes, agitando estas provocando ese aumento de temperatura en el interior del tumor y no fuera de él, hace que pueda actuar a cualquier profundidad que esté el tumor y que sea posible aplicarla en cualquier tipo de enfermedad oncológica incluyendo tumores cerebrales. 

La oncothermia actúa de una manera “modulada”, a diferencia de la hipertermia “convencional”.

  • La hipertermia convencional aplica calor desde el exterior sin modularlo, actuando de manera indiscriminada sobre las células benignas y malignas independientemente de las características de cada una, pero en el caso de la oncothermia, la energía se transmite de tal manera, que una vez en el interior del nicho tumoral, esta se modula la energía, para alcanzar la máxima eficacia al seleccionar las células malignas de una manera “fractarial” (en función de las diferencias que estas presentan respecto a las células benignas, reciben diferentes frecuencias de energía lo cual potencia la destrucción de células malignas de una manera mucho más eficaz que si estas se trataran todas con la misma frecuencia de energía). Tiene sentido pensar, que dado que dentro de las células malignas las hay más o menos agresivas, y más o menos resistentes a los tratamiento oncológicos, las ”energías” a aplicar para destruir los distintos tipos de células malignas incluso dentro del mismo tumor no sean iguales. Una evidencia sencilla que muestra que dentro de un mismo tumor maligno, no todas las células son iguales, es que en multitud de ocasiones, cuando se aplica un tratamiento oncológico, se destruyen un porcentaje de células malignas, pero en cambio otras persisten, lo cual es una muestra de que no todas ellas son iguales ni susceptibles a los mismos tratamientos.

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